Como entona la famosa canción de James Brown, “este no es un mundo de hombres”. No es ningún secreto, la historia no ha favorecido al género femenino. Sin embargo, desde mediados del siglo pasado, la sociedad comenzó a otorgar a la mujer la importancia que injustamente se le había restado en el pasado. Después de la Segunda Guerra Mundial, fueron ellas quienes salieron a reconstruir las ciudades con su trabajo, y a restablecer la economía de sus países. Esto dio paso a un despertar del pensamiento, a nuevas figuras filosóficas. Los esfuerzos de estas grandes mujeres, consiguieron poner en foco los problemas sociales a los que se han enfrentado.
Aunque nos situamos en un milenio en el que se han gestado grandes cambios positivos, aún existen grandes huecos. Entre otros problemas, en muchos campos profesionales se siguen apreciando más las cualidades físicas sobre las intelectuales, consintiendo la antigua idea que la mujer ideal debía ser callada y bonita, evidenciando nuevamente la desigualdad que parecía cosa del pasado.
La publicidad no es la excepción. Aún en la actualidad, en las revistas y campañas publicitarias encontramos un demostración de estos pensamientos retrógradas, mostrando una cara falsa de la mujer, donde no había cabida para las imperfecciones, ni para las curvas en los cuerpos. Lentamente, esta tendencia se ha transformado, debido a que la gente ya no quiere aumentar sus complejos, sino sentirse identificada. Se empezó a exigir a través de manifestaciones sociales, caras y cuerpos auténticos en donde el canon de belleza no se basara en figuras utópicas, sino en siluetas que se puedan encontrar caminando por la calle. De esta forma, muchos publicistas y directores creativos renunciaron a la idea de la mujer perfecta, para poner como protagonistas a féminas reales.
Estos son algunos ejemplos, donde se usa la voz de una marca a favor de este género, para concientizar, creando campañas libres de estereotipos y desigualdades:
Dove – La Belleza Real
Palacio de Hierro – El Poder de Ser Uno
